INFECCIONES URINARIAS: UN ENEMIGO FRECUENTE
Las Infecciones Urinarias:
Un mal que aqueja a hombres y mujeres
¿A qué son debidas y que podemos hacer?
Cuando
hablamos de infección urinaria (IU), nos referimos a la colonización de la
vejiga y la uretra por bacterias, a esto se lo denomina "infección
urinaria baja", "cistitis" o "uretritis"; mientras que
la colonización de los riñones por bacterias se denomina "infección
urinaria alta" o "pielonefritis".
Las IU son las enfermedades infecciosas
más prevalentes y la carga económica que suponen para la sociedad es considerable.
En los Estados Unidos, las IU son responsables de más de 7 millones de visitas
médicas al año, incluidos
más de 2 millones de visitas por cistitis. Realmente no constituyen una única
entidad sino que se reconocen hasta 20 diferentes
tipos de IU de acuerdo al grupo etario, sexo,
hábitos sexuales, características anatómicas y
funcionales de las vías urinarias,
obstrucciones, enfermedad de base y sobre todo
localización de la infección y estado ambulatorio
u hospitalización del paciente.
Las IU son más frecuentes en mujeres. se
calcula que una mujer tiene entre un 50 y un 70 % de probabilidad de sufrir un
episodio de ITU en el transcurso de su vida adulta. En Estados Unidos se
diagnostican cerca de 8 millones de ITU al año, de éstas, el 80 % se producen
en mujeres. Tras un episodio de cistitis o ITU existe un 30 % de probabilidad
de que se vuelva a repetir; cuando se trata del mismo germen se denomina
"recurrencia" y si se trata de un germen diferente se denomina
"reinfección”.
¿Cuáles son los factores que aumentan el
riesgo de desarrollar una ITU?
En las mujeres, los factores de riesgo son: mantener relaciones sexuales
frecuentes, el cambio de pareja sexual, el uso de espermicidas y/o diafragmas,
el uso de tampones, los antecedente de ITU previa antes de los 15 años de edad,
el antecedente materno de ITU, el embarazo, el uso de jabones líquidos que
alteren la flora vaginal, el uso de bidet, el cambio de método anticonceptivo,
y la falta de estrógenos que aparece en la posmenopausia haciendo la aparición
y recurrencia de las ITU más frecuentes.
En los hombres, la ITU se ve asociada más comúnmente a alteraciones
anatómicas, incontinencia urinaria, disminución de la actividad bactericida del
líquido prostático y a la inmunosupresión (uso de corticoides quimioterápicos
en pacientes oncológicos y pacientes con VIH).
Tipos de Infecciones Urinarias |
La etiología varía con cada una de estas
circunstancias. El 95-98%
de las IU ambulatorias son bacterianas, siendo las
restantes debidas a protozoos y hongos. Las infecciones
por hongos se incrementan en pacientes instrumentados,
trasplantados o con intenso tratamiento antibacteriano. Por los conocimientos actualmente adquiridos sobre su etiopatogenia, la Escherichia coli (E.coli) causa el
75 al 90% de los episodios de IU,
prevaleciendo en la IU neonatal, pediátrica, en la cistitis no complicada o recurrente de la mujer fértil así
como en la pielonefritis y la denominada “prostatitis
bacteriana crónica”. El carácter uropatogénico (UPEC)
de las diferentes cepas de E. coli ha sido estudiado
prevalentemente en las IU femeninas no complicadas.
¿Qué otros factores menos conocidos
pueden originar infecciones urinarias?
Existen situaciones en pacientes mayores o ancianos, pacientes con
diabetes, pacientes con sonda vesical, con lesiones en la medula espinal, trasplantados
o inmunodeprimidos o que han recibido tratamiento antibiótico previo, en los
que se pueden generar infecciones con microorganismos resistentes al
tratamiento antibiótico y que, incluso, pueden ascender y ocasionar infecciones
urinarias altas con deterioro de la función renal.
La mayoría de microorganismos pueden
llegar a las vías urinarias por diseminación hematógena o linfática, aunque hay abundantes datos
clínicos y experimentales que demuestran que el ascenso de microorganismos
desde la uretra es la vía más frecuente que produce IU, especialmente por
microorganismos de origen intestinal (es decir, Escherichia coli y otras
enterobacterias). Esto ofrece una explicación lógica
de la mayor frecuencia de IU en las mujeres que en los varones y del mayor
riesgo de infección después de un sondaje o
instrumentación vesical. Una sola inserción de una sonda en la vejiga urinaria
de pacientes ambulatorios provoca una IU en el 1 %‑2 % de los casos. Las sondas permanentes con sistemas de drenaje abierto producen
bacteriuria en casi el 100 % de los casos en el plazo de 3‑4 días. El uso de un sistema de drenaje
cerrado, con una válvula para impedir el flujo retrógrado, retrasa la aparición de la
infección, aunque no la previene en último término. Se cree que las bacterias
migran por el espacio mucopurulento existente entre
la uretra y la sonda, lo que da lugar a la aparición de bacteriuria en casi todos los pacientes en el plazo de
unas 4 semanas.
¿Cuántas cepas de E. Coli hay?
Estudio de Prevalencia de Infecciones Urinarias |
Existen cientos de cepas de E. Coli, la mayoría son saprófitas, o sea que
viven en la flora intestinal y son inocuas. Existen unas pocas que son las
llamadas enteropatógenas, que producen la IU y están en el lisado de la vacuna.
La infección hematógena de las vías
urinarias se limita a unos pocos microorganismos relativamente infrecuentes,
como Staphylococcus aureus, los géneros Candida y Salmonella y Mycobacterium tuberculosis, que producen
primoinfecciones en otras partes del organismo. Candida albicans causa IU clínicas por vía hematógena con facilidad, pero también
es una causa poco frecuente de infección ascendente
cuando existe una sonda permanente o después de un tratamiento antibiótico.
A partir del concepto de virulencia bacteriana o
patogenicidad en las vías urinarias se deduce que no todas las especies bacterianas son igual de capaces de
provocar una infección. Cuanto más comprometidos
se encuentran los mecanismos de defensa naturales (por ejemplo, obstrucción o
sondaje vesical), menor es la necesidad de virulencia
de una cepa bacteriana para producir infección.
Mecanismos Frecuentes de Infección |
¿Mantener relaciones sexuales es un
factor de riesgo de ITU aunque se mantengan siempre con la misma pareja?
Hay pacientes que presentan cistitis o ITU poscoitales siempre,
especialmente si tienen sexo anal. A esas pacientes se les recomienda medidas
profilácticas con antibióticos (una dosis poscoito), además de la micción
urinaria postcoital, pero sobre todo se aconseja evitar el coito vaginal luego
del anal.
¿Cómo debe ser un adecuado uso del bidet
y de los tampones para prevenir ITU?
El bidet es preferible no usarlo, o usarlo una vez al día y poco tiempo.
Hay mujeres que se higienizan varias veces por día y siempre con bidet, lo cual
podría llevar las bacterias saprófitas del colon a la vejiga y uretra. En
cuanto a los tampones, recomiendo una adecuada higiene de manos antes y después
de colocarlos.
Los síntomas típicos en las infecciones
urinarias bajas o cistitis, son el dolor y/o ardor miccional o disuria, el
aumento del número de micciones o la frecuencia, la urgencia o necesidad
imperiosa de orinar -que puede asociarse a episodios de incontinencia
urinaria-, la sensación de vaciado vesical incompleto o "tenesmo
vesical", suelen ser síntomas frecuentes. A veces, estos síntomas también
se asocian con hematuria u emisión de orina con sangre y, más raramente, con
ligera febrícula.
Una vez documentada la ITU mediante un
urocultivo o cultivo de orina -que certifique el microorganismo que la
produce-, se procederá a realizar el tratamiento antibiótico según el
antibiograma del cultivo. Es decir, que se administrará el antibiótico para el
cual ese germen es sensible durante un período de 3 a 5 días (si es una
primoinfección) y durante 10 a 14 (si se trata de una recurrencia). Se puede
recurrir a tratamientos empíricos teniendo en cuenta la prevalencia de
resistencia bacteriana poblacional, la persona a tratar según su género, grupo
etario, y/o comorbilidad, con previo cultivo, con lo cual el tratamiento se
podría extender entre 1 a 3 semanas según lo complicado de la IU.
Arandano Rojo una poderosa ayuda |
Por lo cual un factor adicional que
determina la prevalencia etiológica en determinadas áreas geográficas en la
influencia del uso apropiado de antibacterianos. Dos ejemplos son
característicos. La resistencia a trimetroprima sulfa (TMP-SM) en E.coli se
conoce desde los años 70 en nuestro medio. Del mismo modo desde 1990 se fue
incrementando la resistencia a norfloxacina y ciprofloxacina en E.coli y otros
bacilos gram negativos debido a la
excesiva prescripción de ciprofloxacina en
urología pero fundamentalmente por haberla usado frecuentemente “al
revés”, o sea para evitar la aparición de mutantes topoisomerasas resistentes
deben utilizarse dosis altas por corto tiempo y en patologías como prostatitis
crónica se la suele prescribir a dosis bajas por largos períodos (hasta más de
un mes). Como consecuencia la resistencia a ciprofloxacina en infecciones de la
comunidad por E.coli ya alcanza el 30%
Vale destacar que actualmente se dispone
de vacunas orales contra la Escherichia Coli, que es el germen que con más frecuencia
ocasiona las ITU. Estas cápsulas se administran por vía oral en forma diaria,
durante un total de seis meses: primero se toman durante tres meses, se deja un
intervalo de descanso de tres meses, y luego se toman otros tres meses más.
¿Se pueden prevenir las infecciones
urinarias?
Lo primero que se aconseja es tratar de abandonar los hábitos nocivos como
el uso inadecuado de bidet, el empleo de jabones líquidos o de espermicidas, el
uso inadecuado de tampones, la higiene vulvovaginal inadecuada y tratar de
evitar todas aquellas condiciones que predisponen a ITU. También se aconseja el
consumo de agua -aproximadamente dos litros por día-, ya que el pasaje de la
orina por el tracto urinario cumple un efecto de barrido de los microorganismos
que infectan la región.
Por otra parte, existe evidencia médica que permite recomendar el jugo de
arándanos como preventivo de infecciones urinarias, ya que ha demostrado
disminuir los síntomas durante la infección y prevenir las recidivas como así
también mejorar la flora vulvovaginal y perineal -haciéndola más resistente a
la colonización por microorganismos del tubo digestivo-. También existen
presentaciones orales, en cápsulas, con arándano y vitamina C, que pueden
tomarse solas o asociadas a probióticos (lacto bacilos sporogenes).
En las pacientes posmenopáusicas la administración local de estrógenos en
cremas u óvulos mejora el trofismo de la mucosa y el PH vaginal, disminuyendo
la infección de la misma y, por ende, del tracto urinario.
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¿Cuáles son los errores comunes que
cometen las personas que padecen una infección urinaria?
La automedicación. Muchas personas
concurren a una urgencia aquejadas por este tipo de infecciones y muchas veces
se les prescribe un antibiótico, sin confirmar o certificar previamente que se
trata de una infección urinaria verdadera, qué tipo de microorganismo la
produce y a qué antibiótico es sensible. Esto conlleva a un uso indiscriminado
de antibióticos, que seguramente se volverán resistentes para la cepa o el
microorganismo en cuestión, generando que las sucesivas infecciones deban ser
medicadas con antibióticos más caros y por mayor período de tiempo. Esta
situación, a su vez, deja pocos antibióticos útiles para el tratamiento
efectivo de este tipo de infección y da lugar a recidivas con cepas más
virulentas y más resistentes. Se trata de un grave problema de salud pública a
nivel mundial y de ahí la necesidad de generar productos o medidas que nos
ayuden a prevenir estas reinfecciones y que no promuevan nuevas resistencias a
los antibióticos comunes de los que hoy disponemos.
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